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Sobre el Autor: Christian C. es un colaborador independiente que explora temas de desarrollo personal, de autoconocimiento y nuevas tecnologías. Las opiniones expresadas en sus artículos son de su exclusiva responsabilidad y no representan necesariamente las opiniones de la tienda online libreriaalemana.cl.
En la búsqueda de entender ciertos comportamientos humanos, me he preguntado cómo es posible que en pleno siglo XXI y tras haber superado una segunda guerra mundial llena de atrocidades, sigamos presenciando guerras y divisiones en el mundo. ¿Cómo es que comunidades, sociedades enteras pueden albergar tanto rencor hasta el punto de atentar contra la vida misma? Este intento de entender el origen, me llevo a explorar hace un tiempo más allá de la superficie, buscando respuestas en la filosofía, psicología, sociología y la historia para descifrar las raíces de comportamientos aparentemente irracionales.
En el proceso de entender y comprender, me encontré con un reconocimiento inquietante: la estupidez humana, al igual que una enfermedad contagiosa tipo pandemia, ha permeado todas las eras y culturas, moldeando la sociedad a través de formas que raramente reconocemos.
Una Pandemia Silenciosa: la Estupidez Humana
Una pandemia de la que nadie habla, pero que ha estado omnipresente a lo largo de la historia, entre culturas y sociedades, es la estupidez humana. A diferencia de las pandemias biológicas que desatan alarmas y acciones coordinadas a nivel mundial, la estupidez suele infiltrarse en individuos, colectivos y sociedades, a través de formas de comunicación y divulgación de ideas que penetran orquestadamente en las emociones, provocando decisiones y comportamientos irracionales. Este fenómeno silencioso, pero profundamente influyente, ha moldeado eventos históricos, alterado sociedades y sigue siendo una fuerza subestimada que merece ser examinada con lupa. Con mente abierta y pensamiento analítico, exploraremos cómo la estupidez se ha entrelazado en las sociedades, facilitando que ciertos individuos manipulen a las masas.

A lo largo de la historia, las decisiones irracionales han causado mucho daño a personas, familias, sociedades y culturas, con consecuencias profundas y duraderas. A continuación, revisaremos algunas líneas de tiempo en diferentes siglos que ilustran cómo estas decisiones han influido en el curso de la historia.
Cleón y la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.)
Durante la Guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta, Cleón emergió como una figura política prominente en Atenas. Fue conocido por su retórica agresiva y su capacidad para persuadir a la asamblea ateniense hacia políticas beligerantes.
Manipulación de Masas
Cleón aprovechó el descontento y la incertidumbre del pueblo ateniense durante la guerra para fortalecer su posición política. Promovió una postura agresiva contra Esparta y convenció a los atenienses para que tomaran decisiones extremas, como la masacre de los habitantes de la isla de Mitilene, quienes habían intentado rebelarse contra Atenas.
Su habilidad para influir en la opinión pública se basaba en apelar a las emociones en lugar de a la razón, utilizando el miedo y el patriotismo para impulsar sus objetivos políticos.
Consecuencias
Las políticas impulsadas por Cleón extendieron la guerra y aumentaron el sufrimiento de Atenas, lo que eventualmente contribuyó a su derrota en la guerra. Su liderazgo es a menudo citado como un ejemplo de cómo la demagogia y la manipulación pueden llevar a una comunidad a tomar decisiones desastrosas.

La era de Cleón también marcó un declive en la democracia ateniense, mostrando cómo la influencia y la retórica incendiaria pueden erosionar las bases de un gobierno justo y racional.
Este ejemplo de la antigua Grecia no solo ilustra la influencia en las masas en un contexto histórico diferente, sino que también resalta las vulnerabilidades de las democracias ante líderes carismáticos pero irresponsables.
Siglo XVII – Las Brujas de Salem (1692)
En 1692, en Salem Village, Massachusetts, se desató una ola de histeria colectiva y miedo a la brujería que llevó a uno de los momentos más tristemente célebres de la historia estadounidense. La comunidad puritana de Salem era religiosa y propensa a la superstición, con un temor prevalente a lo desconocido y lo sobrenatural.
Desarrollo de la Histeria
Todo comenzó cuando varias jóvenes en Salem empezaron a mostrar comportamientos extraños y crisis inexplicables. Pronto, bajo presión y guiadas por los adultos de la comunidad, acusaron a varias mujeres de brujería, desencadenando una serie de juicios.
A medida que el miedo se apoderaba de la comunidad, más personas fueron acusadas, muchas de las cuales eran marginadas o tenían conflictos previos con otros en el pueblo. La histeria fue alimentada por testimonios y confesiones obtenidas bajo coacción y miedo extremo.
Manipulación y Control
Las autoridades, incluyendo al juez Samuel Sewall y al reverendo Samuel Parris, jugaron roles clave en perpetuar la histeria. Utilizaron los juicios como una forma de consolidar su poder y control sobre la comunidad, frecuentemente dirigiendo las acusaciones hacia aquellos que cuestionaban su autoridad o diferían de las normas sociales y religiosas.
Consecuencias
Los juicios de Salem resultaron en la ejecución de 20 personas, en su mayoría mujeres, y la prisión de muchas otras. La comunidad de Salem fue devastada, con muchas familias rotas y un legado de miedo y desconfianza que perduró mucho tiempo después de que la histeria hubiera terminado.

Con el tiempo, el episodio de Salem se ha convertido en un poderoso símbolo de los peligros del fanatismo, la injusticia y la influencia de las masas.
Este caso es un claro ejemplo de cómo el miedo y la superstición pueden llevar a una comunidad a tomar decisiones irracionales y destructivas. También muestra la importancia de la justicia basada en la evidencia y la necesidad de cuestionar y verificar las afirmaciones antes de actuar sobre ellas.
La Ascensión de Adolf Hitler y el Tercer Reich (1933-1945)
Durante la década de 1920 y principios de los 30, Alemania enfrentaba una crisis económica severa, con inflación descontrolada y desempleo masivo, exacerbados por las duras condiciones impuestas por el Tratado de Versalles después de la Primera Guerra Mundial. En este ambiente de desesperación, Hitler y el Partido Nazi encontraron un terreno fértil para sembrar su ideología.
Manipulación de Masas
Hitler usó técnicas de propaganda y manipulación mediática y retórica para ganar el apoyo popular. Se presentó como el salvador de Alemania, prometiendo restaurar el orgullo y la prosperidad del país. Utilizó chivos expiatorios, especialmente a los judíos y a otros grupos minoritarios, para unificar a la mayoría étnica alemana bajo causas comunes, desviando la atención de los verdaderos problemas económicos y sociales y profundizando la división social. Las grandes concentraciones y el uso efectivo de símbolos como la esvástica y otros rituales masivos reforzaron un sentido de pertenencia y poder entre sus seguidores, aumentando el fervor y la lealtad hacia su causa.
Consecuencias
Las políticas y decisiones impulsadas por Hitler y sus seguidores llevaron a la Segunda Guerra Mundial y al Holocausto, resultando en la muerte de millones y la devastación en gran parte de Europa. La manipulación de las masas basada en mentiras, odio y miedo muestra una de las manifestaciones más extremas y destructivas de cómo las emociones y el populismo pueden anteponerse a la razón y la verdad.

Estos ejemplos históricos subrayan cómo los comportamientos irracionales no solo se limitan a acciones individuales, sino que pueden manifestarse a gran escala, influenciando eventos cruciales y dejando huellas profundas en la historia de la humanidad. Para entender mejor cómo y por qué se producen estos comportamientos, es esencial analizar más de cerca las diferentes definiciones de la estupidez desde varios puntos de vista y contextos.
Definiciones de la Estupidez
Iniciamos con la definición de la RAE: torpeza notable en comprender las cosas y también como dicho o hecho propio de un estúpido. Acá se enfatiza la falta de capacidad o habilidad para procesar y entender información correctamente, lo que puede llevar a decisiones o acciones inadecuadas.
Desde lo Popular
La perspectiva popular sobre la estupidez generalmente se centra en acciones o decisiones que son vistas como irrazonables o ilógicas en el contexto de conocimiento común. Estos actos son frecuentemente etiquetados como estúpidos porque resultan en consecuencias negativas que podrían haberse evitado con un poco de pensamiento o sentido común.
Ejemplo:
Una estupidez cotidiana desde la perspectiva popular podría ser de alguien que elige no usar el cinturón de seguridad mientras conduce, a pesar de conocer los claros riesgos ante un accidente. Esta decisión es vista como irracional porque ignora una medida de seguridad básica que podría evitar lesiones graves en caso de accidente.
Desde la Psicología
Desde el punto de vista psicológico, la estupidez puede entenderse no solo como una falta de inteligencia, sino también como un fallo en la aplicación de la inteligencia emocional y cognitiva. Esto incluye la incapacidad para adaptarse a nuevas situaciones, aprender de los errores o considerar las perspectivas y emociones de otros.
Ejemplos:
- Falta de autoconciencia o reflexión, lo que lleva a repetir los mismos errores.
- Decisiones basadas en emociones no reguladas, como la ira o el miedo, que impiden pensar claramente.
puesto en el silencio y la reflexión hace que la discreción y la capacidad de escuchar sean altamente valoradas, y los fallos en estos aspectos son a menudo criticados.
Perspectiva Filosófica
La filosofía tiende a ver la estupidez como un fenómeno más complejo y profundamente enraizado en la condición humana. Los filósofos pueden discutir la estupidez en términos de ignorancia voluntaria, la negación de la evidencia o una falta de deseo de buscar la verdad.
Ejemplos:
- Reflexiones sobre la «necedad» en la política, donde los líderes eligen políticas obviamente dañinas o ineficaces por razones de orgullo o ganancia personal.
- La tendencia a adherirse a creencias obsoletas o desacreditadas simplemente porque han sido tradicionalmente aceptadas o porque desafiarlas requiere un esfuerzo cognitivo. Esto se manifiesta en el fenómeno conocido como «sesgo de confirmación», donde las personas favorecen la información que confirma sus creencias preexistentes y descartan o ignoran evidencia que las contradiga. Este comportamiento puede ser considerado estúpido desde un punto de vista filosófico porque limita el crecimiento personal y colectivo al mantenernos encerrados en ideas ineficaces o incorrectas, impidiendo un entendimiento más profundo y racional del mundo. Al resistirse a cuestionar y revisar sus creencias, las personas fallan en el ejercicio de la razón, que es central para muchas tradiciones filosóficas que valoran la búsqueda del conocimiento y la verdad.
Perspectivas Socioculturales
La exploración de la estupidez desde las perspectivas sociocultural implica comprender cómo las normas y valores sociales y culturales influyen en lo que se considera estúpido en distintos contextos
Perspectiva Social. La estupidez a menudo se manifiesta en el comportamiento colectivo, donde la conformidad y la falta de cuestionamiento pueden llevar a decisiones irracionales o dañinas.
Ejemplo: Las modas peligrosas, como el «Tide Pod Challenge», ilustran la estupidez en el comportamiento colectivo. Jóvenes participaron en el reto de ingerir cápsulas de detergente, impulsados por la presión de grupo en redes sociales, sin considerar los serios riesgos para la salud.
Perspectiva Cultural. Diferentes culturas pueden tener distintas interpretaciones de lo que constituye la estupidez, influenciadas por sus valores, normas y contextos históricos.
Ejemplo: En muchas culturas orientales, como en Japón, hablar en exceso o sin consideración, puede ser visto como un comportamiento estúpido o inmaduro. El valor cultural puesto en el silencio y la reflexión hace que la discreción y la capacidad de escuchar sean altamente valoradas, y los fallos en estos aspectos son a menudo criticados.
Análisis Profundos: Bibhoeffer, Lehtsaar y Cipolla sobre la Estupidez
En nuestra exploración sobre la estupidez, considero esencial abordar las perspectivas de varios pensadores que han ofrecido algunos análisis significativos y profundos sobre este tema.
Dietrich Bonhoeffer, Tonu Lehtsaar y Carlo Maria Cipolla, cada uno desde su disciplina, han profundizado en como la estupidez se manifiesta en la sociedad y cuales son sus consecuencias a nivel personal y colectivo. Cada uno de los análisis amplian nuestra comprensión del concepto y nos muestran herramientas valiosas para reconocer y contrarrestar la estupidez en sus múltiples facetas.
Dietrich Bonhoeffer con su perspectiva ética y teológica
Fue un teólogo alemán del siglo XX, es una figura importante para entender cómo la estupidez se entrelaza con la ética y la resistencia en tiempos de crisis moral y política. Aunque Bonhoeffer es más conocido por su oposición al régimen nazi y su participación en el movimiento de resistencia, sus reflexiones sobre la estupidez ofrecen una perspectiva profunda sobre cómo las actitudes y comportamientos irracionales pueden tener consecuencias devastadoras en la sociedad.
Bonhoeffer vivió durante una de las épocas más turbulentas de la historia moderna, bajo el ascenso del nazismo en Alemania. Durante este tiempo, él luchó no solo contra la injusticia del régimen, sino también contra la complacencia y la conformidad de la sociedad alemana y, en particular, de la iglesia alemana.

Análisis de la Estupidez de Bonhoeffer
En sus escritos no aborda la «estupidez» como un simple defecto de inteligencia, sino como un estado más peligroso de conformidad y falta de reflexión crítica. Para Bonhoeffer, la estupidez es un mal más peligroso que la maldad porque los estúpidos son más susceptibles de ser manipulados y son a menudo más resistentes a las razones y hechos evidentes que podrían cambiar sus comportamientos destructivos o inmorales.
En una carta escrita desde la prisión en 1943, Bonhoeffer explica:
«La estupidez es un fenómeno más peligroso que la maldad. Contra el mal se puede protestar, puede uno exponerse a él y, si es necesario, utilizar la fuerza. El mal siempre lleva consigo el germen de la auto-disolución, ya que al menos deja abierta la posibilidad de que uno se avergüence y tenga la capacidad de cambiar. Contra la estupidez, estamos indefensos. Ni las protestas ni la fuerza pueden lograr nada aquí; las razones caen en oídos sordos; simplemente no es necesario creer en los hechos que contradicen el prejuicio de uno —en esos momentos la persona estúpida incluso se vuelve crítica— y cuando los hechos son irrefutables simplemente se los deja de lado como si fueran intrascendentes, como incidentales. En todo esto, la persona estúpida, en contraste con la maliciosa, está completamente satisfecha de sí misma y, al irritarse fácilmente, se vuelve peligrosa al lanzarse al ataque. Por esta razón, se requiere mayor cautela que con uno malicioso. Nunca más intentaremos persuadir al estúpido con razones, porque es un sinsentido y peligroso.”
Implicaciones Éticas
La reflexión de Dietrich Bonhoeffer sobre la estupidez es particularmente relevante cuando se considera su contexto de opresión y guerra. Él argumenta que la verdadera batalla es a menudo contra la ignorancia, la conformidad y la incapacidad de la gente para reconocer y enfrentarse a la realidad de su situación. Esta perspectiva tiene implicaciones éticas profundas, destacando la importancia de la educación, el pensamiento crítico y la valentía moral en tiempos de crisis.
De la Estupidez al Fanatismo: Un Puente Peligroso
La estupidez, entendida como la incapacidad o la falta de voluntad para adaptar el pensamiento y el comportamiento a la realidad basada en la evidencia, puede ser un terreno fértil para el desarrollo del fanatismo. Este enfoque explora cómo comportamientos estúpidos, como la falta de cuestionamiento crítico y la aceptación ciega de ideas sin fundamento, pueden escalar hacia formas extremas de fanatismo.
Este proceso se ve exacerbado cuando la gente cierra sus mentes a información contradictoria y se adhiere rígidamente a creencias sin cuestionarlas, a menudo bajo la influencia de la conformidad social y la presión de grupo.
El Fanatismo según Tõnu Lehtsaar
Lehtsaar es un psicólogo y teólogo estonio que ha explorado la psicología de la religión y las interacciones humanas desde una perspectiva científica y espiritual. Se refiere a como los comportamientos irracionales, como el fanatismo, afectan negativamente la comunicación y la salud mental.

Lehtsaar sugiere que el fanatismo se alimenta de ciertas fallas psicológicas que incluyen:
- Falta de empatía: Incapacidad para ponerse en el lugar de los demás, lo que puede llevar a deshumanizar a aquellos que piensan diferente.
- Rigidez Cognitiva: Una tendencia a adherirse a las propias creencias incluso frente a evidencia contraria.
- Presión de Grupo: El entorno social puede jugar un papel crucial, donde las normas del grupo fomentan una uniformidad que excluye otras perspectivas.
En cuanto a Impacto en la Salud Mental, Lehtsaar dice que el fanatismo no solo deteriora las relaciones sino que también puede contribuir a trastornos de ansiedad y depresión tanto en los individuos fanáticos como en aquellos que son afectados por sus acciones.
Podríamos concluir que la estupidez actúa como el suelo fértil del que emergen malezas perjudiciales como el fanatismo. Este surge cuando se descuida el pensamiento crítico y la evaluación racional, lo que no solo estanca el desarrollo personal sino también deteriora el tejido social.
“El principal problema de este mundo es que los tontos y los fanáticos siempre están seguros de ellos mismos, mientras que la gente inteligente anda llena de dudas.” Bertrand Russell – Ensayo “The Triumph of Stupidity» (1933)
Ahora pasaremos a revisar que nos dice Carlo Maria Cipolla, un historiador económico italiano reconocido que abordó el tema de la estupidez humana con un enfoque algo humorístico y analítico en su obra “Las Leyes fundamentales de la Estupidez Humana”.
Carlo Maria Cipolla y las Leyes de la Estupidez Humana
Cipolla definió la estupidez humana a través de cinco leyes fundamentales que describen no solo cómo las acciones estúpidas son universalmente perjudiciales, sino también cómo afectan desproporcionadamente a otros más que a uno mismo. Estas leyes ofrecen una perspectiva sobre la irracionalidad humana que es tanto divertida como profundamente inquietante por las verdades que revela sobre la conducta humana.

Las Cinco Leyes de Cipolla:
- Siempre e inevitablemente, cada uno subestima el número de individuos estúpidos en circulación.
- La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.
- Una persona es estúpida si causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ganancia para sí misma o incluso sufriendo pérdidas.
- Las personas no estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de las personas estúpidas; en particular, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y situación, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costoso error.
- La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.
Implicaciones Sociales y Económicas
Cipolla argumentó que entender estas leyes es crucial para gestionar los recursos económicos y sociales de manera efectiva. La estupidez, según Cipolla, no solo tiene costos personales, sino que impone una carga significativa a la sociedad en su conjunto, afectando la eficiencia económica y la calidad de vida de todos.
Cipolla esquematizó la estupidez humana a través de un gráfico bastante ilustrativo que a menudo se conoce como el “Gráfico de Cipolla”, en la red aparecen varios similar a este:

Acá dejo una representación Animada

Revisemos en detalle cada cuadrante:
Inteligentes (Intelligent): A beneficia a B y viceversa, las personas en este cuadrante actúan de manera que no sólo se benefician a si mismas, sino que también benefician a los demás. Es el comportamiento ideal, donde las acciones de una persona tienen un impacto positivo general.
Incautos (Helpless): A beneficia a B, pero A se auto perjudica. Las personas aquí son vistas como incautas porque sus buenas intenciones o desinterés resultan en una pérdida personal, aunque ayuden a los demás.
Malvados o Bandidos (Bandit): Aquí A se beneficia perjudicando a los demás. Este cuadrante alberga a aquellas personas cuyas acciones pueden ser consideradas egoístas o malvadas, ya que buscan su propio beneficio incluso cuando se gatillen daños para otros.
Estúpidos (Stupid): Según Cipolla, este es el más peligroso de todos los cuadrantes. En esta posición se ubican las personas cuyas acciones no sólo les reportan ningún beneficio, sino que también perjudican a los demás. Acá se subraya la definición de estupidez de Cipolla, destacando la irracionalidad y los efectos destructivos de tales comportamientos.
Cada cuadrante refleja una combinación de beneficios y perjuicios, el gráfico de Cipolla se puede utilizar como una herramienta para evaluar las decisiones y comportamientos humanos baja una perspectiva económica y social. Es útil para entender cómo diferentes tipos de personas y sus decisiones impactan en el mismo individuo y en la comunidad, destacando la importancia de tomar decisiones conscientemente y considerando como estas podrían perjudicar a los demás.
La obra de Cipolla nos anima a ser más conscientes de las implicaciones de nuestras acciones y las de los demás, promoviendo una sociedad más informada y preparada para mitigar los efectos del comportamiento irracional.
Hacia un Futuro más Reflexivo y Crítico
La exploración de la estupidez en sus diversas formas nos revela que, más allá de ser simplemente errores o fallas individuales, la estupidez humana tiene profundas raíces sociales, culturales y psicológicas. Hemos visto cómo se manifiesta en decisiones irracionales que no solo perjudican al individuo, sino que a menudo tienen repercusiones más amplias para la comunidad y la sociedad en general.
Puedo concluir después de conocer la amplitud de la estupidez y las consecuencias de acciones irracionales, que existe una necesidad imperiosa del pensamiento crítico. Cultivar habilidades de pensamiento crítico no solo nos ayuda a evaluar situaciones y decisiones de manera más efectiva, sino que también promueve una sociedad más consciente y menos susceptible a la manipulación y a la conformidad no reflexiva. El pensamiento crítico nos empodera para cuestionar, para demandar razonamientos sólidos y para desafiar las normas que no sirven al bien común.
Basado en lo investigado, en los libros que he leído y en los acontecimientos del pasado y presente, creo que cuando el odio, el rencor, el resentimiento, la ira, la amargura y la envidia llegan al poder, es seguro que habrá acciones irracionales y los malvados se beneficiarán a costa de los estúpidos, como se ilustra en el gráfico de Cipolla.
Para evitar el contagio de la estupidez y que malvados lleguen al poder, individuos y sociedades deben fomentar una educación que priorice el pensamiento crítico desde temprana edad. Esto implica enseñar a los jóvenes a pensar de manera independiente, a cuestionar la información y a analizar las consecuencias de sus acciones. Todo esto se puede lograr a través de la lectura; así como los músculos se fortalecen con el ejercicio físico, la mente se fortalece con la lectura. La lectura permite adquirir y mejorar habilidades de comprensión, análisis, imaginación, creatividad y muchos otros beneficios que nos harán inmunes a la pandemia de la estupidez.

